
S.E.R. Mons. Marcelo Daniel Colombo
Arzobispo de Mendoza
“conságralos en la verdad”
Mons. Marcelo Colombo nació en Buenos Aires el 27 de marzo de 1961; fue ordenado sacerdote en la catedral de la Inmaculada Concepción de Quilmes, el 16 de diciembre de 1988 por Mons. Jorge Novak SVD, obispo de Quilmes. Cursó los estudios de Derecho en la Universidad de Buenos Aires (UBA), realizó los estudios de filosofía en la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina “Santa María de los Buenos Aires” (UCA) y los estudios teológicos en el Centro de Estudios Filosóficos y Teológicos de Quilmes. Obtuvo la Licencia en Derecho Canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma en 1994, y el doctorado en la misma disciplina, en la Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino, de Roma, en 1995. Fue vicario parroquial, administrado parroquial en comunidades de la Diócesis de Quilmes, Director pastoral de Nuestra Señora de Itatí de Berazategui (1995-2004), presidente de la Comisión Judicial (1995-1998; 2004-2009), rector del Centro de Estudios Filosóficos y Teológicos de Quilmes (1995-2004), vicerrector (1995-1996) y rector del seminario mayor María Reina de los Apóstoles (1996-2004), asesor legal y técnico del Obispado (2001-2004), provicario episcopal de Educación (2002-2004), párroco de la catedral de Quilmes desde 2004, asesor diocesano del Secretariado para la Familia (2004-2007), vicario episcopal de Evangelización (2007-2009) y desde marzo de 2009, vicario episcopal de Educación.
Elegido obispo de Orán el 8 de mayo de 2009 por Benedicto XVI; recibió la ordenación episcopal en la catedral Inmaculada Concepción de Quilmes, el 8 de agosto de 2009 por Mons. Luis Teodorico Stöckler, obispo de Quilmes (coconsagrantes Mons. Mario Antonio Cargnello, arzobispo de Salta y Mons. Jorge Rubén Lugones SJ, obispo de Lomas de Zamora); tomó posesión e inició su ministerio pastoral como sexto obispo de Orán el 22 de agosto de 2009. El 9 de Julio de 2013 fue nombrado obispo de La Rioja y celebró la misa de asunción el 7 de septiembre del mismo año.
El 22 de mayo de 2018 fue publicado su nombramiento como Arzobispo de Mendoza. El 11 de agosto del mismo año tomó posesión de la Arquidiócesis de Mendoza y es su séptimo obispo y sexto arzobispo.
Es además vicepresidente 2° de la Conferencia Episcopal. Su lema episcopal reza «Conságralos en la verdad».

En el centro, sobre un fondo azul celeste, se alza la cruz de Cristo. El azul celeste evoca un cielo claro y límpido, en señal de la resurrección. El Obispo, en efecto, está llamado a ser signo viviente del buen Pastor crucificado y resucitado, dador de Vida (cf. Jn 10; Lumen Gentium, 27). Sucesor en el ministerio apostólico, puede decir con san Pablo: «Nosotros no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús, el Señor, y nosotros no somos más que servidores de ustedes por amor de Jesús» (cf. 2Cor 4; Christus Dominus, 16).
Estrechamente unido a la cruz, aparece un signo del Espíritu. Es el Espíritu que descendió sobre Jesús visiblemente en forma de paloma (Mc 1,9-11), y lo ungió como Siervo para anunciar la Buena Noticia a los pobres (Lc 4,16-21; cf. Is 61,1-3). Don pascual de Cristo (cf. Jn 19,30 y 20,22), es el mismo Espíritu que anima a la Iglesia (cf. Hch 2,2; Lumen Gentium, 4) y sostiene a quienes son especialmente llamados para reunir y servir al pueblo de Dios (2Tim 1,6-7; cf. Lumen Gentium, 21; Christus Dominus, 2). A este mismo Espíritu, se confía ahora el Padre Marcelo en su nueva misión pastoral.
A su vez, la paloma junto con las resonancias bíblicas que la hacen símbolo del Espíritu se identifica con la etimología y el origen del apellido del nuevo Obispo. De este modo, el Padre Obispo Marcelo desea expresar su gratitud hacia las generaciones pasadas que le transmitieron la vida, lo acompañaron y acompañan a lo largo de su camino, y lo invitaron a la fe.
Junto a la cruz, en el clarear del cielo, aparece una estrella: signo de María, la Madre de Dios. Discreta, al pie de la cruz, luminosa: así es la presencia mariana en la fe de nuestros pueblos. Tiene la discreción de quien está silenciosamente presente en el caminar cotidiano; está hoy junto a los que sufren, como antes estuvo junto a la cruz del Hijo; y es señal luminosa de esperanza en el camino del pueblo de Dios (cf. Lumen Gentium, 68).
Abajo, con el color marrón tan característicos de sus aguas, el Río de la Plata habla del origen del Padre Obispo Marcelo: su Buenos Aires natal, la Diócesis de Quilmes en la que fue llamado al ministerio pastoral. Río representado con cuatro trayectorias de agua, en distintas tonalidades, habla también de los cuatro cauces de identidad de la Iglesia que peregrina en Quilmes: la opción preferencial por los pobres, la misión evangelizadora, la defensa de los derechos humanos y el compromiso con la unidad de los cristianos. Así como los cauces de agua llegan a formar la base misma del escudo, así también estos cuatro rasgos han signado y madurado la vocación ministerial del ahora Obispo de Orán.
Y entonces, como sosteniéndolo todo, se abre el Libro de la Palabra de Dios: Palabra hecha carne que vino a habitar entre nosotros; Palabra viva que es la Verdad sobre el ser humano y la historia; Palabra siempre nueva, que la comunidad cristiana proclama, celebra y testimonia desde el tiempo de los Apóstoles hasta nuestros días.
El lema, tomado de la oración que Jesús dirige a Dios Padre llegada la Hora de su entrega, subraya este mismo aspecto: «Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad» (Jn 17,17). El primer Obispo de Quilmes, Jorge Novak, dedicó a estas palabras del Evangelio una de sus últimas meditaciones, como un legado de caridad pastoral y visión de futuro para el caminar de la Iglesia. Con estas mismas palabras, el Padre Obispo Marcelo Colombo quiere expresar el propósito de su ministerio pastoral: ser ante todo un servidor de la Buena Noticia, que libera la Verdad más honda del ser humano, en el seno de una Iglesia totalmente al servicio de la Palabra (cf. Lumen Gentium, 25; Christus Dominus, 12; Puebla, 687).