“Vio y creyó.” (Juan 20,8)
Queridos hermanos:
¡Muy feliz Pascua! El Señor ha cumplido su Palabra. Con su Resurrección, nos regala la certeza de la vida nueva en Él. El poder de las tinieblas y de la muerte han sido vencidos por nuestro buen Pastor resucitado.
Estos días de Semana Santa desde el domingo de Ramos, nos han ofrecido la oportunidad de reflexionar y rezar personalmente y en comunidad, en las distintas celebraciones y momentos preparados para ello. ¡Cuánta vida en esas expresiones tan hondas de fe! Sencillas en cuanto a su manifestación, son muy significativas porque ponen de manifiesto: nuestros deseos sinceros de caminar bajo la mirada de Dios, en cercanía fraterna unos de otros.
En este tiempo post Covid, donde esperábamos distendernos de esa amenaza de muerte permanente, vivimos perplejos la crueldad de una guerra que no ahorra atrocidades. Pascua viene a proclamarnos el triunfo de la vida porque Cristo nos invita a la esperanza. No hay muerte que pueda con Él, ni hay límite humano que el Señor no pueda doblegar y ayudarnos a superar.
Por esa razón, con esta certeza en la victoria de Dios, queremos pedir al Resucitado, el regreso de la paz y el respeto de la vida, la gracia de la unidad en nuestro pueblo, la atención preferencial a la situación de los más pobres, el abandono de la agresividad y la fragmentación como modo de relación entre nosotros, una mayor toma de conciencia por parte de todos los dirigentes en los distintos niveles, de sus respectivas responsabilidades en la gestión del bien común.
Cristo nuestra Pascua se nos adelanta en el camino de la vida, para anunciar nuestro horizonte de plenitud y de luz, junto a Él. Dejémonos abrazar por esa claridad que todo transparenta y quiere dejar de manifiesto lo mejor de nosotros mismos. No hemos celebrado la Pascua para volver a la atmósfera de traición y negación de la noche del Jueves. El discípulo amado y María Magdalena nos indican el camino hacia adelante, para que, como ellos, también nosotros veamos y creamos.
Los abrazo y bendigo en Jesús, el buen Pastor resucitado.
Mendoza, Pascua de Resurrección, 2022
+ Padre Obispo Marcelo Daniel Colombo