Circ. Nro. 14/21
«Como un padre siente ternura por sus hijos, así el Señor siente ternura por quienes lo temen» (Sal 103,13).
Queridos padres,
¡Muy feliz día del Padre! Con alegría los saludo y les hago llegar mis deseos de paz y felicidad en el Señor, en la vivencia honda y fecunda de la paternidad que Él les ha regalado como don para comunicar en su nombre la vida y cuidarla con generosidad y esmero. Los hijos expresan esa acogida del regalo de Dios, que Uds. procuran llevar a plenitud.
En este Año de San José, el Papa Francisco nos ha invitado a evocarlo con gratitud y admiración, por su respuesta valiente y creativa a los desafíos que le planteaba su paternidad. Al modo de José, Uds. han recibido una hermosa misión. “Cada niño lleva siempre consigo un misterio, algo inédito que sólo puede ser revelado con la ayuda de un padre que respete su libertad. Un padre que es consciente de que completa su acción educativa y de que vive plenamente su paternidad sólo cuando se ha hecho “inútil”, cuando ve que el hijo ha logrado ser autónomo y camina solo por los senderos de la vida, cuando se pone en la situación de José, que siempre supo que el Niño no era suyo, sino que simplemente había sido confiado a su cuidado. Después de todo, eso es lo que Jesús sugiere cuando dice: «No llamen “padre” a ninguno de ustedes en la tierra, pues uno solo es su Padre, el del cielo» (Mt 23,9).” (Papa Francisco, Con corazón de Padre, n. 7).
Es el día de recordar y dar gracias por nuestros padres fallecidos. Al evocarlos, lo hacemos con tristeza ante su ausencia, ante la necesidad que tantas veces tenemos de escucharlos o de verlos caminar a nuestro lado como cuando éramos chicos, pero también nos invade la gratitud a Dios y a ellos por lo que supieron ser para nosotros, aún con sus propias limitaciones y pobrezas.
Elevemos una oración especial por los papás fallecidos en estos tiempos de Covid, donde nos hemos visto sorprendidos y superados por el drama de una enfermedad que no conocíamos.
¡Gracias queridos Padres por amar a sus hijos y animarlos a andar los caminos de la vida, a ser personas alegres y llenas de esperanza, que sepan confiar y trasmitir serenidad en los tiempos difíciles, hombres y mujeres para tiempos nuevos donde podamos reconocernos antes que nada, hermanos!
Los abrazo y bendigo en Jesús, el Hijo, el buen Pastor, ante la mirada tierna de nuestra Madre del Rosario.
Mendoza, 20 de junio de 2021
+Padre Obispo Marcelo Daniel Colombo