El Santuario de Schoenstatt en La Puntilla se llenó de alegría gracias a la Fiesta de Coronación de María como «Madre, Reina y Victoriosa de la Salud física y espiritual». Fue el domingo 22 de agosto y Mons. Marcelo Colombo presidió la Eucaristía en honor a nuestra madre. Compartimos algunos testimonios de ese día.
El domingo 22 de agosto de 2021, con la familia de Schoenstatt vivimos una fiesta muy esperada, la Coronación de la Virgen, a la cual asistí con mis hermanos.
Belén Mariana Pronce Mezzatesta, integrante de la Juventud Femenina de Schoenstatt
Desde el momento que uno llegaba al predio del santuario, se sentía en casa, ya entrando en calor para la misa, siendo recibido por jóvenes, y la ambientación (quedando de fondo hermosos pinos), donde se observaban un rango etario de un extremo al otro de la vida.
Al momento de comenzar la misa presidida por el Arzobispo, Padre Marcelo Colombo, se escuchó el coro, el cual brilló todo el tiempo, haciendo la misa muy cálida y familiar.
Todo el tiempo sentimos estar en casa, acompañados con la presencia de María.
Luego de la misa, acompañados por el símbolo de la mirada del Padre y María que nos visitaba desde Almafuerte, se hizo la peregrinación al Santuario donde se realizó la coronación de nuestra Mater, que es reconocerla como nuestra Reina y Madre.
Después, se realizó la quema de los capitalarios de gracia, lo cual es tradición, que llena mucho el alma ya que van directo al cielo!
Sinceramente, si tuviese que resumir la coronación en pocas palabras diría que sentí que me encontraba en mi hogar, reconociendo a mi Madre como lo que es, la Reina de nuestras vidas.
La coronación de María este año fue una verdadera fiesta de la familia de Schoenstatt, con sus particularidades obviamente por los tiempos que vivimos, pero creo que de todas a las que he ido está fue la más emocionante; no tanto por el hecho de coronar, sino por el hecho de volver a vivir esta fiesta luego de un duro año como lo fue el 2020.
Franco Venier, integrante de la Juventud Masculina de Schoenstatt
Volver a congregarnos en nuestro santuario, volver a hacer actividades de juventud para ayudar a que todo sea una verdadera fiesta se sintió con una enorme plenitud y alegría en el alma, y así poder devolverle a nuestra Reina un poquito de todo lo que nos da día a día. Gracias a Dios y a nuestra Madre tuvimos la oportunidad de que sea presencial y con gran aforo de gente, la organización estuvo de maravillas y el comportamiento de todos nosotros los fieles un verdadero ejemplo a seguir, lugar y momento dónde respetamos absolutamente todos los protocolos.
Así, un año más pudimos coronar a nuestra Madre como Reina y Victoriosa de la Salud física y espiritual, y si algo aprendí en mis años en Schoenstatt es que ella se encargará perfectamente. Hasta la coronación que viene!
Testimonio de Roberto y Gladys Corvalán: