Circ. Nro. 001/21
Uno solo es su Maestro y todos Uds. son hermanos (Mt 23,8)
Queridos hermanos,
El próximo 11 de febrero, en la memoria litúrgica de Nuestra Señora de Lourdes, la
Iglesia celebra la Jornada Mundial del Enfermo. El COVID19 actualmente en curso, expandido desde comienzos del año pasado, nos ha acercado dramáticamente al misterio del dolor, haciéndonos solidarios incluso en muchos casos a través del padecimiento personal o familiar de la enfermedad.
Somos parte de una humanidad doliente y queremos vivir nuestro camino
creyente, bien unidos unos a otros, sosteniéndonos en la fe y creciendo en la esperanza. Comparto con Uds. el mensaje del Santo Padre Francisco que quiere animarnos en la celebración de esta Jornada tan significativa.
“La experiencia de la enfermedad hace que sintamos nuestra propia vulnerabilidad y,
al mismo tiempo, la necesidad innata del otro. Nuestra condición de criaturas se vuelve aún más nítida y experimentamos de modo evidente nuestra dependencia de Dios. Efectivamente, cuando estamos enfermos, la incertidumbre, el temor y a veces la consternación, se apoderan de la mente y del corazón; nos encontramos en una situación de impotencia, porque nuestra salud no depende de nuestras capacidades o de que nos “angustiemos” (cf. Mt 6,27).” (Papa Francisco, Mensaje, n. 2)
Si la pandemia puso en evidencia las limitaciones de los sistemas sanitarios
nacionales y provinciales, así como la necesidad de los Estados de proveerse de nuevos insumos y estructuras para afrontar la crisis y cuidar la vida de los pueblos y comunidades, de los enfermos con sus historias y rostros concretos, también ha quedado de relieve la entrega generosa de tantas personas (médicos, enfermeros, trabajadores de la salud, religiosos y sacerdotes) parte de una multitud silenciosa de samaritanos y cirineos (Cfr. Papa Francisco, Mensaje, n.3)
La importancia de la dimensión relacional de las personas, invita a “poner en el centro la dignidad del enfermo, tutelar la profesionalidad de los agentes sanitarios y
mantener una buena relación con las familias de los pacientes.” (Papa Francisco, Mensaje, n. 4) El Evangelio nos da testimonio permanente de ello. Los gestos sanantes de Cristo siempre tienen lugar en el marco de un encuentro personal con Él. Por eso estamos invitados a acercarnos al Señor, para que Él obre su gracia en nosotros y a responderle con nuestra fe. En esta perspectiva, el Papa nos señala que las sociedades se humanizan por el ejercicio concreto de esta cercanía eficaz a los enfermos, a los pobres, a los olvidados
(cfr. Papa Francisco, Mensaje, n. 5). Este tiempo tan doloroso ha dejado a la vista la
necesidad que tenemos unos de otros, la soledad de muchos, la cruel exclusión de tantos hombres y mujeres, así como la perenne vigencia del amor cristiano como camino.
En Mendoza, la Virgen de Lourdes nos espera en el Santuario del Challao, así como en la querida parroquia de la ciudad y tantas comunidades a Ella encomendadas. El encuentro de cada año nos revela una religiosidad que pone en Dios la esperanza y sabe que tiene en María, auxilio y consuelo.
Este año, dadas las particulares condiciones sanitarias que nos invitan a cuidarnos, no podremos tener la tradicional procesión. Pero podemos encontrar el modo de reemplazar ese gesto penitencial, de conversión, del caminar peregrino, por algún signo de solidaridad, especialmente con los más pobres y enfermos (¡las cáritas parroquiales están necesitando alimentos y artículos de limpieza!).
En el Santuario, luego del Rosario de la Aurora, a las 17.30 hs., la Santa Misa
se celebrará a las 6.00, 8.00, 10.00, 12.00, 17.00 y 21.00. Tendré el honor de presidir
la Eucaristía de las 21 y allí rezar junto a hermanos y hermanas de nuestras comunidades por tantos enfermos, rostros concretos del mismo Señor.
Para la celebración en parroquias y comunidades, acompaño con distintos
materiales pastorales y litúrgicos que nos ha hecho llegar la Comisión episcopal de Pastoral de la Salud, de la CEA.
Los abrazo y bendigo en Jesús el buen Pastor, en la presencia de nuestra Madre bendita de Lourdes.
Mendoza, 23 de enero de 2021
+Padre Obispo Marcelo Daniel Colombo