«Dios, que es rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, y estando nosotros muertos por nuestros delitos, nos dio vida por Cristo» Ef. 2,4s
Circ. Nro. 17/2020
Queridos hermanos,
Con la alegría de la Pascua, celebramos que Jesús, el Señor, está vivo. Ha cargado sobre sus hombros nuestros pecados, ha enfrentado a la muerte y le ha ganado. Y su triunfo es el nuestro, que hemos sido ganados al precio de su sangre y sanados por su amor. Como María Magdalena, como Pedro, como los demás discípulos, estamos invitados a testimoniar esta Vida, la de Cristo resucitado.
En el año 2000, la Iglesia estableció que el segundo domingo de Pascua se celebrara la fiesta de la Divina Misericordia. Para el Papa Juan Pablo II, esta celebración es “(…) una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas que esperan al género humano en los años venideros” (Palabras espontáneas del Papa Juan Pablo II en la Homilía en la Canonización de Santa Faustina, 30 de abril de 2000)
Desde entonces, las comunidades cristianas tienen en gran estima esta fiesta y es la oportunidad de reflexionar sobre la misericordia de Dios, manifestada en Jesucristo, nuestro Redentor. Así también en Mendoza teníamos prevista y organizada una celebración arquidiocesana, en Guaymallén, allí donde recordamos a la Virgen y el Año Mariano Nacional de 1980. Quedará para el “regreso”, para cuando podamos ir retomando las distintas actividades. Sabemos que será un camino largo y lleno de nuevos desafíos a la concreta vivencia de nuestra fe, creativa y solidaria.
Sin embargo, quiero invitar a todos a unirse en la Celebración de la Divina Misericordia, acompañándome en la Misa televisada por Canal 7, este próximo domingo, a las 9 hs, la cual también se trasmitirá por los medios digitales de la Arquidiócesis. Unidos al Señor Misericordioso, queremos pedirle el cese de esta pandemia, el regreso de los enfermos a sus hogares, la recuperación de la vida social y la reanimación de la vida económica para el digno sustento de las familias.
Pero, además, quiero proponerles un gesto que se una a esta importante oración. Estamos transitando un momento delicado en la subsistencia de muchos hogares. Por eso les pido que ayuden a Cáritas. Al final de esta circular, les recuerdo los datos para comunicarse con esta importante institución eclesial.
La Misericordia de Dios se expresa en esa imprescindible caridad fraterna porque estamos llamados a amar como Él nos amó. En 2019, en esta Fiesta, el Papa Francisco nos enseñaba: Todos nosotros necesitamos de la misericordia, lo sabemos. Acerquémonos a Jesús y toquemos sus llagas, en nuestros hermanos que sufren. Las heridas de Jesús son un tesoro: de ellas brota la misericordia. Seamos valerosos y toquemos las llagas de Jesús. Con estas llagas está delante del Padre y se las enseña, como si dijera «Padre, éste es el precio, estas llagas son lo que yo he pagado por mis hermanos». Con sus llagas Jesús intercede ante el Padre. Nos da la misericordia si nos acercamos e intercede por nosotros. No olviden las llagas de Jesús.”
Los abrazo y bendigo en Jesús Misericordioso, el buen Pastor resucitado. Que nuestra Madre del Rosario nos siga ayudando a estar presentes en el mundo de los hermanos más pobres y necesitados. Afectuosamente,
+Padre Obispo Marcelo Daniel Colombo
Mendoza, 15 de abril de 2020